Soy amante de los deportes, de su atmósfera, de lo que nos hacen sentir; de lo que nos enseñan y de lo que nos hacen disfrutar. Mis deportes favoritos han sido el futbol y el tenis. Tengo que reconocer que de raquetbol se muy poco, tirándole a casi nada. Pero venía Paola Longoria al Tennis Center en Monterrey así que era buena oportunidad para poder vivir mi primer experiencia raquetbolística y por supuesto disfrutar de la número uno del mundo.
Y es que en pocos temas podemos presumir en México de tener el número uno mundial, pero Paola Longoria nos ha hecho sentir orgullosos de poder decir que tenemos a la mejor raquetbolista del mundo.
Para ser honesto, previo al torneo busqué empaparme un poco de este deporte: información básica, sus reglas y algunas jugadoras destacadas para no llegar tan ignorante.
Mi experiencia en el #PaolaLongoriaInvitational 2015 comenzó como toda gran experiencia comienza: con inconvenientes. Llegué más tarde de la hora programada para el partido de Paola, pero por suerte María José y Rhonda Rajsich habían alargaron su partido de semifinales.
Al llegar al Tennis Center a la primera persona que vi, después de los que me recibieron a la entrada, ¡fue a Paola Longoria! Estaba haciendo ejercicios de calentamiento en el gimnasio del complejo, rodeada de paredes de cristal, así que decidí saludarla con el pulgar hacia arriba en señal de apoyo, a lo que respondió con su sonrisa característica y un saludo de vuelta. Fue aquí donde su grandeza captó mi atención, desde el primer contacto.
Paola Longoria ha puesto la bandera mexicana en lo más alto del deporte mundial, Paola ha sido un estandarte que ha representado a México con grandísima dignidad, ha sido la abanderada de nuestro orgullo. Lo que ha hecho por el deporte mexicano es simplemente increíble. Gracias a ella es que, muchos como yo, nos hemos acercado al raquetbol.
Dentro de las cuatro paredes de cristal, que ya son su casa, tiene una mentalidad de acero; entiende bien que ya es una campeona y quien quiera arrebatarle ese título se lo va a tener que ir y arrancar de las manos, si es que puede. Tiene unos reflejos asombrosos, toma decisiones a altísima velocidad y tiene un revés paralelo (disculpen si no se llama así en raquetbol) exquisito.
Pero hay una cosa que me maravilla aún más de Paola. A pesar de todo lo que ha hecho por el deporte mexicano y los logros que ha conseguido, no ha dejado de ser una mexicana más; siempre cálida, con una sonrisa contagiosa y con una gran sencillez.
Como es ya una costumbre bien arraigada en mí, desde que llegué comencé a observar el ambiente, y después la observé a ella, para ver cómo se desenvolvía en su papel de la mejor del mundo y es aquí donde quiero resaltar dos momentos que reflejan exactamente lo que es Paola Longoria como persona:
El primero (no en orden cronológico) fue al término de su partido. Atendió a los medios de comunicación mientras un grupo de personas nos reuníamos para sacarnos una foto con ella y llevarnos un autógrafo. Después de atender a los medios, atendió hasta la última persona de la fila. Reflejando así su sencillez de persona y entendimiento de la parte tan importante que son los aficionados.
El segundo momento fue el que para mí se llevó la noche. Paola concentrada y enfocada previo a su partido de semifinal (como lo tiene que hacer cualquier deportista de alto rendimiento), se dirigía hacia la parte posterior de la cancha para comenzar con la rutina de presentación, pero al darse cuenta que un niño la quería saludar, rompió su concentración, detuvo su camino para regresar con el pequeño y que éste la saludara con un tierno beso. Con este pequeño acto me demostró el enorme equilibrio entre concentración y sencillez que tiene y que sólo los grandes pueden tener.
Y es que para que una persona pueda ser investida de grandeza debe estar llena de esos pequeños detalles de sencillez y humildad. Para mi la grandeza de Paola Longoria reside en el material del que está hecha: humildad.
Muchas gracias por tener ese equilibro de ser la mejor del mundo y ser la mejor para la afición, por ser tan sencilla y a la vez una fiera dentro de la caja de cristal, gracias por ser tan grande que tienes los pies en la tierra.
¡Muchas gracias Paola!